miércoles, 9 de noviembre de 2011

Desde el coro alto

Esta tarde de paraguas, que era tarde de chocolate con churros, y no íbamos a ir contracorriente (¡tuvimos valor!), también ha sido tarde de descubrimientos. Porque nos dieron las llaves de Santa Clara y allá que nos fuimos, al Real Convento. Conocía la iglesia, pero no el resto de las dependencias visitables del cenobio franciscano. Conocía ese retablo que tanto recuerda al de la Vera Cruz, con su Clara custodia y báculo en mano, con su Inmaculada, con su San Francisco y su San Antonio de Padua. Verlos desde el coro alto me hizo echar en falta este otro punto de vista para admirar otra Inmaculada, otra custodia con el Señor manifestado, otros santos, otras columnas, otras volutas doradas... Pensé en aquella estancia que en la Vera Cruz es clausura conventual. En el cuadro del Juicio, tan curioso, tan adherido a los muros que miedo da imaginar el día que haya que descolgarlo para devolverle su original esplendor. En el pasillo que recorre la madre campanera, encargada de convocar para el culto a Dios. En quienes vieron allá arriba imágenes procesionales. En un lugar privilegiado para recogerse en oración. Y luego, gratamente sorprendido por la sobrebóveda y sus artesonados, seguí imaginando. Y si Churriguera, y si hace trescientos años, y si ...

3 comentarios:

  1. Por unas cosas u otras, ¡siempre me quedo con las ganas!
    Me alegra que disfrutáseis en la maravilla de convento que las Claras custodian.
    A ver si un año de estos me puedo apuntar a estos paseos saludables en los que, además, se descubre la Salamanca escondida.
    Cordialmente,
    Félix

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  2. Estás muy a tiempo, Félix. Si pillo entradas para alguna cosa interesante te aviso. Eso sí, las colas que se montan los lunes...

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  3. Te lo agradeceré, Lucano.
    Cordialmente,
    Félix

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