miércoles, 24 de abril de 2013

Siega Verde

 
En los ochenta esas curvas eran sinónimo de mareo en los asientos traseros del BX paterno. Las curvas que conducían al puente sobre el Águeda, o que llegaban cuando lo habíamo dejado atrás. O nos acercábamos a Villar de la Yegua o emprendíamos rumbo a Salamanca. Curvas sin quitamiedos, aunque predominaba el mareo sobre el miedo para aquel niño de tres o cuatro años que las recuerda con agridulce sabor en la memoria. Las curvas del puente, las curvas que desde 1988 son el preámbulo para la mayor parte de quienes visitan el yacimiento arqueológico de Siega Verde. Resulta que en aquellas peñas de la ladera hacia el Águeda, a menudo cubiertas por sus aguas muchas de ellas, hubo quien ensayó formas, quien definió siluetas, quien dejó rastro sin afán de hacerlo... En aquel cazadero donde el hombre buscaba la subsistencia, ayudado por la complicidad del sol y del río, disfrutamos hoy de una muestra de sus grabados sobre la piedra, de su piqueteado sobre la roca, mirando a naciente, implorando que nunca faltasen bestias que garantizasen el alimento. Cerca de Villar de la Yegua, en su término municipal. Allí abajo, donde no quería mirar aquel niño que se mareaba en las curvas del puente. Recomendable visita. Más información aquí.