martes, 12 de marzo de 2013

La cofradía de los médicos


 
 
 
Este año me he apuntado a una nueva cofradía. Nueva para mí, aunque es de las más antiguas, tan veterana como la primera que se fundó. Seguro que el primer año que a alguien se le ocurrió sacar un paso a la calle por Semana Santa, también hubo quien había previsto salir y no pudo. Quizás servía a las armas, quizás era un criado lejos de su tierra, quizás cuidaba el ganado que no entiende de fiestas. Ahora, como todas las demás, esta cofradía de los ausentes se ha renovado. Es la cofradía de los camareros, de los dependientes del comercio que no sabe de horarios, de los policías y los bomberos, de los erasmus, de los emigrantes... Es una cofradía con su sección de los médicos, en la que, a la fuerza, me he apuntado esta mañana. Después de cuatro años esquivando las guardias pascuales gracias a la comprensión de mis compañeros y al sacrificio de otras fechas, viviré en la distancia los días grandes del triduo. Viernes Santo, Sábado Santo y Domingo de Resurrección en Plasencia. Un año histórico. El año en que mi cofradía del alma retoma sus tres actos más señeros y a mí me da por apuntarme a otra. Después de dieciocho viernes santos de túnica blanca, la cambio por la bata. Y dando gracias, claro que sí.