
Hace casi un año Haití fue golpeado por la tierra, que se resquebrajaba esparciendo muerte y destrucción, haciendo estallar una guerra por la supervivencia. No se ha logrado todavía un mínimo atisbo de
paz cuando ataca otro enemigo, consecuencia entre evitable e inevitable del anterior. La epidemia de cólera ha matado ya a más de un millar de haitianos y afectado a varios miles que, a duras penas, son atendidos en improvisados consultorios de campaña, mientras el agua escasea y genera violentas confrontaciones. Moribundos que a nadie tienen y todo perdieron, si algo fue suyo algún día, pueblan las aceras de Puerto Príncipe. Agonizantes que atraen los teleobjetivos de las cámaras pero reciben la indiferencia de los viandantes. Gota a gota, minuto a minuto, otros salvan una vida que seguirá en peligro por nuestra indiferencia, contagiosa y letal.
Cólera de la Tierra atrapando a los miserables, cargando contra los débiles, mientras, el resto, nos miramos el ombligo o escondemos la cabeza bajo el ala de nuestra fingida opulencia. Aunque siempre habrá quienes se atrevan a salir de la norma y arriesguen su vida para salvar otra. Aunque siga en peligro.
ResponderEliminarCordialmente,
Félix
Algunos culpan del brote a los cascos azules nepalíes. Siempre hay que buscar culpables. Las soluciones...
ResponderEliminar