jueves, 25 de noviembre de 2010

Benditos

Estas últimas semanas en Parada me han devuelto al ambiente de Atención Primaria, que retomaré en primavera, cuando comience el cuarto y último curso del MIR. La consulta de Pediatría, con sus rutinas (los percentiles, la fontanela, la dentición, la leche, las vacunas...), es de las más apropiadas para acercarse al enfoque familiar de nuestra especialidad, a menudo desatendido por falta de tiempo o de motivación. Lo que come, lo que duerme, lo que llora, lo que dice, lo que mira o lo que hace el pequeño paciente, encamina a pensar en cómo ayudarle y, con él, a quienes le cuidan o descuidan. Niños largamente esperados, buscados con ahínco, y otros que llegaron por sorpresa, sin pan debajo del brazo, con la madre como único antecedente en su recién abierta historia clínica. Niños solos y niños excesivamente acompañados. Mocosos y tosedores. Obesos en ciernes y comisques (Sal.) irredentos. Meones y estreñidos. Rubios pelones de anuncio y morenitos rescatados de un dudoso porvenir. Niños de vida naciente, creciente y floreciente, bendición para sus familias y para sus médicos.

4 comentarios:

  1. Benditos y agradecidos. Siempre se les puede sacar una sonrisa.
    Cordialmente,
    Félix

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  2. Y ellos te la sacan a ti, con esa ternura que se gastan...

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  3. carmen8.12.10

    Los mejores, mi punto débil, son las joyas de la vida, las joyas en bruto que tenemos que modelar y cuidar, los que siempre te agradecerán su atención y nunca pondrán en duda tu buen hacer, cuidalos y amalos, seguro que te sentirás grande porque así te hacen sentir, siempre serás su bastón, somos su apoyo cuando sus padres, por unas cosas u otras nos los ponen en nuestras manos. Carmen

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  4. Educar a un hijo es la mayor responsabilidad que se puede asumir. Colaborar en su cuidado, de la forma que sea, un reto como pocos. Un beso, mamá.

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