No imaginaba tantas modalidades técnicas en el arte del grabado como las mostradas en la brillante exposición "De Durero a Morandi" que alberga hasta el día 14 la salmantina sala de Santo Domingo. Las piezas de la Fundación William Cuendet & Atelier de Saint-Prex permiten recorrer formas y visiones diversas desde lo minucioso hasta lo misterioso, de lo abstracto a lo concreto. Una de las obras más impactantes es la que traigo, esta Santa Faz de Claude Mellan. En un solo trazo, sin levantar el buril de la placa de cobre, el artista compone el exhausto rostro de Jesús en la agonía. Partiendo de la punta de su nariz, una espiral perfecta se erige en cristograma nítido y conmovedor, enjugada su sangre por la Verónica, impresa su afligida expresión para consuelo de las aflicciones. En un solo trazo se define todo, sostenida la mano diestra por un pulso firme, precisa la muñeca y hábiles los dedos en sus leves y armónicos movimientos, que enriquecen de matices el conjunto de claros y oscuros. En un solo trazo.lunes, 1 de noviembre de 2010
En un solo trazo
No imaginaba tantas modalidades técnicas en el arte del grabado como las mostradas en la brillante exposición "De Durero a Morandi" que alberga hasta el día 14 la salmantina sala de Santo Domingo. Las piezas de la Fundación William Cuendet & Atelier de Saint-Prex permiten recorrer formas y visiones diversas desde lo minucioso hasta lo misterioso, de lo abstracto a lo concreto. Una de las obras más impactantes es la que traigo, esta Santa Faz de Claude Mellan. En un solo trazo, sin levantar el buril de la placa de cobre, el artista compone el exhausto rostro de Jesús en la agonía. Partiendo de la punta de su nariz, una espiral perfecta se erige en cristograma nítido y conmovedor, enjugada su sangre por la Verónica, impresa su afligida expresión para consuelo de las aflicciones. En un solo trazo se define todo, sostenida la mano diestra por un pulso firme, precisa la muñeca y hábiles los dedos en sus leves y armónicos movimientos, que enriquecen de matices el conjunto de claros y oscuros. En un solo trazo.
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Maravilloso grabado.
ResponderEliminarLa verdad es que esta exposición rememora mis tiempos de estudiante en la facultad mientras Durero y Shongauer retumbaban el aula.
Un abrazo, Tomás.
A mí me vino el recuerdo universitario con la anatomía del ángel, aunque claro, con las alas, como que me perdí un poco... Muy recomendable exposición.
ResponderEliminar¡Hombre, Lucano! Tu escribiendo de nuevo y yo en Babia cazando espectros cual rey desocupado. Me alegra que hayas retomado la pluma electrónica y que vuelvas a mantenernos expectantes de tus palabras, aunque sea a deshoras. Aunque para amar, siempre estamos despiertos.
ResponderEliminarSabes que te seguiré.
Cordialmente,
Félix
Hoy he pensado en ti, por aquello de que celebras a tu querido San Martín de Porres. Bien hallado otra vez. Nos vemos.
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