No pasa nunca desde que pasó. Sigue pasando. Cada Pascua. Cada paso. No pasan sus palabras. Según ellas, vive. Según ellas, la muerte ya no tiene la última palabra. Sólo Él las tiene de vida eterna. Él, que siendo Palabra, carne se hizo, carne mortal para vencer a la muerte. Carne humana el divino Verbo. Carne masticable para la eterna vida. Carne crucificable para el perdón. Carne para meter el dedo en las llagas de sus manos, para comprobar la verdad de su promesa en la herida de su costado, para admirar la generosidad de su triunfo en sus pies atravesados pero vueltos al camino que lleva de Jerusalén a Emaús. Para que sus palabras hagan arder el corazón y sepamos reconocerle al partir el pan. domingo, 24 de abril de 2011
Según su Palabra
No pasa nunca desde que pasó. Sigue pasando. Cada Pascua. Cada paso. No pasan sus palabras. Según ellas, vive. Según ellas, la muerte ya no tiene la última palabra. Sólo Él las tiene de vida eterna. Él, que siendo Palabra, carne se hizo, carne mortal para vencer a la muerte. Carne humana el divino Verbo. Carne masticable para la eterna vida. Carne crucificable para el perdón. Carne para meter el dedo en las llagas de sus manos, para comprobar la verdad de su promesa en la herida de su costado, para admirar la generosidad de su triunfo en sus pies atravesados pero vueltos al camino que lleva de Jerusalén a Emaús. Para que sus palabras hagan arder el corazón y sepamos reconocerle al partir el pan. viernes, 8 de abril de 2011
Mater Dolorosa
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